
El momento del eclipse total de sol que presenció el insigne Flammarion en Elche lo describe con estas palabras: "La luz se debilita considerablemente en su palidez es a la vez extraña y siniestra. El paisaje toma una coloración plomiza y el mar parece más bien negro. Esta disminución de la claridad no tiene ningún parecido con lo que observamos cada día al ponerse el Sol. Asume un tinte angustioso al que uno se acostumbra: con todo y saber que el fenómeno es un hecho natural, no deja de notarse una sensación opresiva. Se siente la proximidad inminente de un espectáculo extraordinario".
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