Quién no ha tenido un primer amor? Ese primer amor que llega a los 15 años, ese que te marca para toda la vida, ese que aún te saca una sonrisa cuando lo recuerdas o ese que te aprieta el corazón cuando lo evocas...
Qué grandes son los primeros amores... el mío fue a los catorce añitos, en plena época de cambios, la pubertad, el primer año de instituto, amigos nuevos, sitios nuevos, paranoias nuevas y mosqueos nuevos.
Catorce años, con toda una vida por delante y parecía que la quería vivir en una semana.
Una tarde de Agosto, en una pista de futbito de un polideportivo. Un calor de mil demonios, pero el calor que tenía en el pecho, hubiera hecho palidecer a las mismísimas fraguas del infierno.
Los dos sentados detrás de unas de las redes de la portería, hablando sin más de cosas que nos parecían transcendentales a los dos. Con los cabreos y mosqueos tontos propios de la edad le digo "tú no quieres a nadie, solo te quieres a ti mismo..."y él me responde "A ti sí"
Quién dijo que el pudor era de color rojo? Se le olvidó decir que tirando a violeta, por lo de la falta de oxígeno me refiero :)
Parecía una película de esas que echan en la tele los domingos por la tarde.
Yo le quise desde el mismo momento que le vi y él... digamos que tardó en verme.
Y se nos hizo la noche en el polideportivo y los dos estabamos mirándonos sin saber muy bien que hacer, nos acabamos de declarar, los dos sentíamos vergüenza, a los dos nos daba corte hablar del tema, con lo cual seguimos haciendo lo que estabamos haciendo, que era lo que hacíamos siempre, hablar.
Las estrellas nos miraban desde allí arriba y seguro que alguna se estaría riendo de nosotros, pero que nos podía importar lo que pensaran, si a nosotros en ese mismo momento nos pertenecia el mundo entero, nos sentíamos amos y señores de todo lo que nos rodeaba y que importaba si no era así, nos teníamos el uno al otro y eso con catorce años es tener el mundo a tus pies.
Nos dirigimos al medio de la pista y nos tumbamos boca arriba uno al lado del otro y nos cojimos de la mano. Hablamos de las estrellas y de que la Luna nos estaba mirando, esa misma Luna que años después nos volvería a mirar.
Llegaron las fiestas de mi ciudad y su día álgido, el catorce de Agosto. Sin padres a la vista y la casa para nosotros solos. Vimos "el cuervo" nuestra película favorita y recuerdo aún sus comentarios y el momento que más le gustaba que era cuando Brandon Lee tocaba la guitarra en tejado de aquella casa...

...eran momento tontos, estúpidos o como los queráis llamar, pero eran grandíosos en aquella época y se me quedaron grabados a fuego.
Pasamos la noche juntos queriéndonos, tocándonos, besándonos y en ese instante de puro amor o más bien de amor puro, empezamos a oir los cohetes y petardos de la Nit de la Álba. Esos cohetes y esos petardos que más tarde volveríamos a escuchar año tras año, esos cohetes y esos petardos ya no volvieron a sonar de la misma manera que aquella noche, pero el olor a polvora aún hace que se me empañen los ojos y esboce una sonrisa de cartorce años.
Como todo en la vida, todo llega y todo pasa y aquello pasó. Y pasaron muchos días y muchos meses y muchos años, muchos muchos años.
Una noche, a mis veintiún años de edad, me encontraba chateando tranquilamente a altas horas de la madrugada y alguién totalmente desconocido para mi me abrió un privado. Decía que me conocía y me daba datos, yo no tenía ni idea de quién era, pero tras un largo rato de intentar indagar esa persona me dijo "oyes los cohetes?" Algo se me partió ahí dentro, después de tantos años...aún podía escuchar aquellos cohetes... Me dijo que era la persona más cariñosa con la que había estado nunca, que no me había podido olvidar y que desde su ventana estaba mirando a la Luna. Salí corriendo a la calle, me paré y la miré yo también, esa queridísima Luna, nos volvía a observar de nuevo desde allí arriba.
Y lloré, lloré y lloré y le volví a amar de la misma manera que le había amado y volví a recordar sus dulces dedos deslizándose por mi piel y el calor de su aliento cuando se reía, que bella sonrisa tenía y aún más bella la recuerdo.
Y ahí se volvío a acabar todo, esa misma noche, en esa misma conversación por chat. Él siempre fué una alma en pena y yo nunca pude apaciguar todo el dolor que albergaba y aún me arrepiento de ello.
Nos vimos días después, siempre fuimos amigos y siempre lo seremos pero...él nunca volvió a mencionar aquella noche, por vergüenza seguramente, a él le costaba mucho hablar de sus sentimientos, pero yo no quería olvidar y le regalé la Luna* No me dijo nada, pero de una cosa estoy segura, esa Luna le alumbró durante muchas noches, seguro que las mismas que alumbró mi alma...
Hay amores que se olvidan y amores imposibles de olvidar... Gracias por tan bellos momentos y gracias, supongo, por no habérlos olvidado.
*Luna (Era una Luna en 3D de las que se iluminan en la oscuridad)
Aix que bonito...
ResponderEliminarYo creo que no he tenido un amor así en la vida :p siempre he ido más a lo práctico...