lunes, 30 de agosto de 2010

La felicidad no se busca, se encuentra.


Y estaba sentada allí, con los brazos rodeando sus piernas y su barbilla descansando en sus rodillas, pensando, pensando en que una vez fué feliz, seguro que alguna vez fué feliz, pero no se acuerda. Van pasando los minutos en un desfile de sombras y la miran al pasar y ella los ignora, está intentando recordar, pero sus recuerdos vagan por su cabeza como el eco en una cueva vacía.
-Todo el mundo es feliz alguna vez, no?-
Un mechón de su cabello se desliza por su rostro, lo mira y casi sin moverse lo coge y empieza a deslizarlo entre sus desdos, es tan suave y agradable al tacto, pero ella no se da cuenta y sigue pensando.
-Por qué no tengo ningún recuerdo agradable?- se pregunta. -Es que no soy quizás como todos los demás?-
La luz se torna oscuridad entre los árboles y estos mecen sus hojas con la brisa, erguidos desde las profundidades de la tierra, es un sonido agradable, pero ella está tan inmersa en sus divagaciones que no da cuenta de ello.
- A caso no puedo ser feliz?- piensa mientras va enterrando sus dedos descalzos en la tierra, esta fresquita y es agradable, pero tampoco se da cuenta de eso.
Y empieza a llover, el agua cae a su alrededor mientras ella permenece sentada bajo el abrigo de un árbol, huele a humedad, la luz traspasa esas diminutas gotitas de vida y las hace brillar por unos instantes, es bonito y agradable, pero ella no las mira.

No dejemos de mirar o de sentir todo aquello que nos rodea. No os perdáis la belleza de las cosas, buscando la belleza de las cosas. La felicidad no se busca, se encuentra.

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