jueves, 3 de marzo de 2011

A qué huele la vida?

Hoy es uno de esos días hechos para la contemplación. Uno de esos días en los que solo me apetece sentarme a observar.
Ver como el movimiento a mi alrededor maxifica aún más mi propia quietud.
Ver como se desplazan las nubes poco a poco. Ver como las golondrinas empiezan a construir sus nidos. Ver coches pasar con gente que habla en su interior. Personas que andan solas, pero que están sonriendo, sin darse cuenta, por que están perdidas en sus propios pensamientos. Niños saltando felices, flores balanceándose por el viento, perros corriendo locamente tras una pelota inexistente...
Observando, simplemente, la vida.
Me gusta mirar y me gusta ver más allá de lo que mis ojos me permiten ver, dejando siempre una ventana abierta en el corazón, para que pase todo aquello que a veces se me escapa.
Necesito de vez en cuando llenarme de esas pequeñas cositas del día a día. Cerrar los ojos y aspirar profundamente una fragancia que me transporta a momentos inolvidables de mi pasado.
Dejar que ese olor a café me lleve a aquel día en el que él me rozó la mano por primera vez. Ese olor a palomitas que me recuerde a mi niñez. Ese olor a humedad que me transporta a los brazos que me rodean cuando tengo frío. Ese olor a perfume que llena de lágrimas mis ojos, porque la persona que lo usaba ya no está con nosotros. Ese olor a lápiz que me lleva de nuevo al colegio. Ese olor, a vida.

Ultimamente tengo el interior blandito, frágil y vulnerable. Tengo ganas de romper con todo y a la vez de abrazarlo todo. Dicen que estoy removida, como el tiempo.
En fin, siempre me quedará la esperanza de que llegue la primavera y me vuelva loca del todo.

Hoy es mi 33 cumpleaños y creo que después de todo lo que me ha pasado en mi vida, me merezco un día contemplativo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario